lunes, 28 de octubre de 2013

UNA HISTORIA DESORDENADA: De murallas, trenes y gafas

Los buenos ratos.

No todos los días iba la cosa de riñas, malos ratos y ratos en urgencias. Cierto que estos eran demasiado frecuentes, pero… hacía que los buenos días fuesen increíblemente buenos.  

En estos días tranquilos, teníamos nuestros planes favoritos: Algunas veces quedábamos por la mañana (de pellas, claro) y cogíamos el cercanías hasta algún lugar cercano. A Ávila fuimos en más de una ocasión y a Segovia; dábamos una vuelta, comprábamos algunas cosillas para comer y si no hacía mucho frío nos sentábamos cerca de la muralla, si era Ávila, o en algún parque o campito en otros lugares. Él y yo discrepábamos de cine o música o de tonterías del instituto… Nunca hablábanos de casa. De nosotros. 
Siempre llevábamos una pelota de baseball, y nos pasábamos las horas muertas pasándonosla, bien corriendo y lanzando fuerte o simplemente sentados juntos… En esos días hacíamos cosas sencillas de chavales “normales”. 

Algunas tardes nos íbamos al aeropuerto a ver salir los aviones, a él le fascinaban. Conocía todos los modelos y le encantaba demostrarnos su sabiduría y conocimiento en el tema. Algunas tarde le dejábamos casi hablando solo, mientras nosotras nos espachurrábamos en las butacas. Cuando él se cansaba, se espachurraba con nosotras. 
Siempre muy pegaditos. 
Y lo mismo que sabía de aviones, sabía de trenes. Nos arrastró en más de ocho ocasiones al museo del ferrocarril. 
 – ¡Nos lo sabemos ya de memoria! 
Daba igual. Era genial verle disfrutar y freír a la tía del museo a preguntas. Supongo que este afán suyo por los transportes tendría que ver con su huir de las cosas. 

Fuimos al cine, una única vez. A la sesión de las 12.30 del medio día en la Vaguada. Vimos “Al filo del abismo” (un pase especial, claro. La peli es del 88)una de patinadores, con un jovencísimo Christian Slater. Hoy me sigue encantando esa película... 

Los días en que Ellyn salía con nosotros tenían siempre algo de magia. Ella es de esas personas que ilumina una habitación sólo con su presencia. Capaz de hacerte sacar lo mejor y más positivo de ti. De llenarte de alegría y de ganas de vivir y sacar lo más positivo que, de nosotros tres, no era cosa fácil. Seguramente esa energía suya era la que nos convencía de abrir nuestro mini círculo y dejarla entrar y trastearnos las rutinas, “los conceptos”... Ellyn. 

Pasamos también muchos ratos buenos, esto no es tan normal, en la consulta del oculista de él. 
Estos ratos eran, de los que aprovechábamos nosotras, para “ser nosotras dos”. 
La consulta. Esto merece un capítulo a parte! 
Él tenía unos preciosos ojos verdes- grises muy claros, y... una especie de alergia a la luz, por lo que aumentaba dioptrías más rápido de lo que le crecía el pelo. La primera solución que le buscaron, fueron gafas de sol para todo momento; las usaba de día, de noche, en la calle, en casa, hasta tenía unas gafas especiales para la ducha o para la piscina. También tomaba unas pastillas y se echaba unas gotas que le escocían horrores. Siempre nos pedía que se las echásemos alguna de las dos, luego, a soplar un buen rato. La consulta estaba por el barrio de Salamanca. Era una de esas casas antiguas con altos techos, escayolas y suelos de tarima escandalosa. A la entrada estaba la mesa de la recepción siempre desordenada y llena de papeles. Y rara vez estaba la recepcionista que tenía todos los años del mundo y alguno más. Con sus gafitas doradas con cordel, su pelo blanco ensortijado y esa voz quebrada de anciana. De las ventipico consultas a las que asistimos, nos tropezamos apenas tres con la pequeña mujer. 
Después había un largo pasillo con una alfombra roja que siempre estaba arrugada. Y toda la pared del pasillo repleta de diplomas y títulos del buen doctor. La tercera puerta a la derecha era la sala de espera. Era una habitación hueso, con dos sofás de piel verduzca ya algo pasada, un radiador inmenso de hierro con relieves de hojas gris y un par de mesitas llenas de revistas de cotilleos de muchos años atrás. En una mesita redonda con ruedas, unos vasos limpísimos y una jarra de agua, que sorprendentemente siempre tenía hielos frescos. A nosotros nos llamaba tanto la atención este hecho, que una vez metimos la mano para asegurarnos de que no eran unos hielos falsos de plástico. Pero no, eran de verdad. Esa anciana invisible estaba en todo!!! 
No sé si ya he comentado que ella apenas hablaba. Rara vez participaba en alguna de nuestras conversaciones, daba su opinión de algo o protestaba. Te miraba y te tocaba interpretar lo que pasaba por su mente. Al principio era algo raro, pero pronto resultó algo muy sencillo (intuir, entender, saber, sentir). Una vez, ya al final de “nuestra historia”, cuando los bebés de Ellyn habían nacido, le sorprendí hablando con uno de ellos. Seguramente no estuvo bien, pero no pude evitar quedarme ahí escuchando sin que me viese. Escuchando su voz y sus palabras. Creo que al rato ella notó mi presencia, pero continuó. Quizás fue un regalo que me hizo. ¿Por qué no hablaba?, nunca lo supimos. Nosotros lo hablamos algunas veces y nuestra mejor conclusión era que no hablaba, porque no le gustaba lo que tenía que decir… 
Así que sin apenas hablar, en mitad de un silencio limpio y sosegado nos quedábamos las dos solas. Media hora, diez minutos... nunca sabíamos el tiempo que se nos regalaría ese día en cuestión. 
Nuestro tiempo. Suyo y mío. 
Y de nadie más. 



Por tu culpa Be! 
Buenas noches sssshhhhhhhhhh!!

miércoles, 16 de octubre de 2013

Ceremonias de esas que también pasan...




Todavía con resaca de los últimos acontecimientos, quería retomar los post a medio escribir y otras ideas que me rondan siempre por la cabeza.
Y quería cambiar de tercio y dejar todo esto de muertes y cosas tristes, tanto, que llevo una semana planteándome si escribir esto o no. Pero la verdad es que es una cosa tan curiosa y surrealista y de esas que me pasan o pasan a mi alrededor, que tenía que contárosla. Total, si seguís leyendo es que un poquito os gustan.

Como la mayoría sabéis, para mi desgracia no soy nada creyente. Ni en dioses, ni Jesuses, ni en resurrecciones y demás. Pero mi tía, un poco, que tampoco demasiado... un poco sí. Y nos preguntó si no nos importaba que pidiese una misa por mi madre.
Me podría poner radical, ani Iglesia y todas esas cosas con las que se me llena la boca a veces, pero... así mismo creo, que el dolor y estas cosas, cada uno necesita liberarlas a su manera e ir colocándolas con toda la ayuda y todas las herramientas que uno encuentre a su paso. Y si a mi tía le hace sentir mejor... si le alivia un poquito la pena... no seré yo la que le niegue una misa.
Además me explicaba que se imaginaba; como de verdad haya otra vida y se reencuentre con mi abuela, ésta la mataba por no hacerle una misa a su hermana. Bien pensado... más vale prevenir, que mi abuela Nines gastaba mucho genio, las pocas veces que lo gastaba.

Pues bien, llega el día. Y llega la hora. 
Ahí estamos toda la familia. Casi casi toda! Incluso una pequeña representación de los de Toledo o los de Barcelona. Somos unos cuantos.
- Todos estos son familia de Abi? -preguntaba Nana anonadada...
 
Primero el cura nos dice que no era a en punto, que a y media... así que ahí nos vamos en peregrinación al bar más cercano a tomar una cocacola.
Pero cuando llegamos a las “y media”, en la iglesia hay otra familia. Y un pequeño cuarteto de cuerda, con soprano y tenor y todo. Y reparten un folleto anunciando el funeral de un tal Jose...
Mi tío entra a hablar con el cura y este le pide disculpas y le dice que se les olvidó apuntar la fecha!!! Imaginaros el disgusto de mi pobre tía!!!
Y para “arreglarlo” dice el cura que no pasa nada, que incluye a mi madre en esa misa y listo.
Así que ahí estamos. Familia Alonso infiltrada en el funeral de un buen hombre...

Empieza la misa y oye! Incluso va a quedar más bonita que una misa normal, porque tenemos al cuarteto y a los cantantes que no lo hacen nada nada mal.
Mi tía entre la pena, la situación y el bochorno... llora que te llora. Aguantando el tirón.
Y nosotros; mi hermana y yo. Haciendo acto de presencia...

La misa, pues bonita, imagino... reconozco que no presto mucha atención a lo que va contando el señor cura, por miedo a que diga algo que me indigne mogollón o que crea que indignaría a mi madre. Además tengo a Nana al lado. Es la primera vez que está en una ceremonia, comportándose, seria y confusa, tiene 5 años. Así que mientras el cura habla, ella me pregunta cosas.
-         Quién es el que está ahí arriba? (en el altar)
-         Es Jesús.
-         Ah. (pausa larga) Entonces es un chico?
Al rato mientras se entretiene con el folleto del funeral de Pepe, me pregunta;
-         Y esta señora con vestido y capas? (en el frontal del folleto hay una imagen de la Virgen)
-         Esta es la Virgen María y ese es Jesús pero cuando era un bebé.
-         Cinco!!! Nos hemos levantado ya cinco veces!!!
Está claro que la pobre no entiende muy bien qué hacemos ahí sentándonos y levantándonos, todos tan serios, mi tía llorando... ella lo vive con tranquilidad.
También le preguntó a Tisha qué hacía toda esa gente en la fila (hora de comulgar). Tisha me mira con cara de “socorro! Qué le digo!” y me la remite a mí... Esta pregunta es más difícil!
-         Van a que les den un trocito de pan. – le digo mientras pienso –que no me diga que también quiere pan!
 
Es en una de estas, cuando el cura detiene su oratoria para dejar pasa o a la música. Y es entonces cuando la familia de Alonsitos escuchamos confusos y desorientados, tachan!!!
El himno nacional.
No tardamos en reaccionar. Empiezan las miradas de asombro y duda y el descojono interno individual. Optamos por no mirarnos los unos a los otros, porque sino el ataque de risa es irremediable. Yo oía a mi primo Dani, ya con tos y todo de la risa. Mi prima Sonia tuvo que sentarse para que no se le notase. Y la cara de mis tíos... un poéma.
Además, y esto seguro que lo compartís el 97% de vosotras, escuchar el himno nacional supone irremediablemente que tu cabecita tararee por dentro eso de;
Franco, Franco que tiene el culo blanco, porque su mujer lo lava con Ariel!!!

Bueno, recuperamos la compostura. La seriedad. Esto va llegando a su fín.
Y yo puedo aguantar el tirón. Abstraerme de lo que está pasando. Obviar lo que está pasando para que no se me agarre la pena al corazón y no llorar. Llorar en público me da vergüenza. Puedo hacer nudo y nudo y nudo de garganta y tragármelo como una campeona sin que a penas se me note. Y puedo evitar las lágrimas e incluso el temblor de barbilla... Pero... ver llorar a los demás... escuchar a mi hermana un sollozo... ver a Tisha (ella, tan dura que quiere aparentar siempre) moquear como una niña... y la música. Música malvada! Ahí os querría haber visto yo sin soltar una gotita de pena.

Llega el momento en que un familiar de Pepe sube al púlpito a contar cosa del buen hombre. Por lo visto era cocinero y tenía una cadena de restaurantes y todo!

 Yo pienso que el que salgan a recordar a Pepe y no salgamos ninguno de nosotros a recordar a Mili... va a ser muy raro. Y pobre tía mía.
NO! no salí yo! Yo hago todo el ridi que haga falta por escrito, pero así en vivo y en directo no me subo yo a ningún lado.
Mi tío subió. Improvisó cuatro o cinco frases bonitas. Y algún que otro taco por la enfermedad que no se merecía...
Yo se lo agradecí mogollón. Fue bonito.
La familia de Pepe, estaba flipando...

Y así acabó el funeral.
Fue emotivo, sorprendente y... en fín. La conclusión final de la familia fue que este cúmulo de desastrosos acontecimientos eran obra de mi madre y que ahí estaría riéndose de todos nosotros. Merecido lo tenemos por hacerle misas... Mi mamá...



! Por tu culpa Be!
Buenas noches ssshhhhhhhh

martes, 1 de octubre de 2013

Estas cosas de estos momentos que... la vida misma




Hoy os voy a contar una cosa muy familiar, de mi familia y sus cosillas.
Es una anecdota bonita, de esas que surgen en los momentos difíciles...

-Ays, es un poco así... no sé cómo contarlo bien para que no suene morboso, o macabro o irrespetuoso! Ni mucho menos! A la que vais leyendo, no olvidéis en ningún momento que está escrito desde el más grande de los cariños. Empiezo:

Hace ya unos diez años mi abuela moría y celebramos todos los rituales habituales. No quería entierros y demás así que... bla, bla, bla, bla, bla, las cenizas.

Mi abuela tiene dos hijas, mi madre, y mi tía (-obvio...)
En un principio, fue mi madre la que se quedó con la urnita. La guardamos, con mucho mimo, en un mueble de caoba labrado que ella adoraba, hasta que se nos ocurriese otro sitio mejor, como plantar unos rosales o buscar el sitio más precioso.
Al poco tiempo, mi tía nos pidió unas poquitas cenizas para tenerlas cerca. Ella también estuvo dudando en qué hacer con ellas; pensó en llevarlas a Robledo, pero mi abuela odiaba Robledo y seguro que sería capaz de aparecerse para regañarla. Y bastante gente se aparece ya en Robledo!...
Después pensó en una jardinera en su casa... pero debió darle no sé qué.
Finalmente decidió llevarlas a un parque cercano a su casa donde llevaban a mi primo a jugar cuando era pequeño. 

Os pongo en situación;
Mi tía, mis tíos, son... siempre bien vestidos, bien maquillada y como mi abuela nos enseñó a todos, muy correctos, muy formales y muy educados.
Así una noche, ya de madrugada, salen los dos camino del parque a buscar un huequito en que dejar a mi abuela. Os imagináis? Ellos tan formales, él un gran abogado, con su Jaguar, sus trajes inmaculados... ella tan señora, con su chaquetón de piel... haciendo un agujerito entre uno de los maceteros del parque a la luz de la luna.

Desde entonces, mi tía se sienta de vez en cuando en el parque, en un banco justo al lado de mi abuela y de vez en cuando le deja una flor y charla con ella. Es bonito.

El día que mi madre murió, nos contó que justo la tarde anterior había ido allí, a sentarse con mi abuela y a pedirle 
–Llévatela ya mamaita que está sufriendo.
Eso fue muy bonito...



martes, 24 de septiembre de 2013

miércoles, 7 de agosto de 2013

Verano de muerte y hemorragia nasal



Seguramente todos tenemos épocas del año que nos gustan más o menos que otras.
Ya he hecho alguna pequeña referencia al respecto en posts anteriores; sabéis que me gusta la navidad, que el otoño me pone melancólica, que me gusta el frío del invierno y el florecer de la primavera... y del verano... pues no recuerdo ahora, pero seguro que os he hablado alguna vez de los campamentos o de Tenerife.

Pero a pesar de estos dos, campamentos y Tenerife, os confesaré que odio con todas mis fuerzas el verano. Y paso, a continuación, a daros unas cuantas pistas o certezas a las que ésto es debido...

El verano es esa época del año en que se me acumulan todas las desgracias;
(iba a hacer algo así cronológico, pero me iba a alargar un huevo más y además erraría en datos. Mejor algo más ligerito)

...a pesar de mis pésimas calificaciones, mis “peleas” con las monjas y demás, me encantaba el colegio! El principio de los veranos de entonces también eran maravillosos. Un mes fuera de casa, asilvestrada perdida en mitad de la sierra de Gredos, durmiendo en mi saquito de dormir, con las amigas, las canciones, el río... Felicidad... Después tocaba la penitencia... un larguísimo mes de agosto y medio septiembre encerrada en el cuarto piso de mi casa.

Fue en verano cuando recibí la llamada de que Teresa (mi segunda madre) ingresaba en el hospital con un tumor cerebral. Y fue el verano siguiente, cuando murió.
Desde esto me he hecho experta en pasar fechas reseñables en lugares... ingratos. Noche Buena en el Clínico, mi cumpleaños en el tanatorio... Perder segundas madres.

El año siguiente, a los pocos días de volver del campamento, recibimos la brutal noticia de que Bicho, amigo de años y mi “media naranja” en cuanto a confidencias, aventuras, charlas interminables sobre la vida, intercambiar jerseys para oler al otro... moría en un accidente de coche junto a toda su familia. Perder mejores amigos.

El siguiente o el otro... no sabría concretar, fue aquel del accidente de “ellos”. Iban en el coche, pisaron una mancha de grasa y otra vez al hospital... “Él” solo se rompió la nariz, otra vez, y un par de vértebras. “Ella” estuvo más grave.
También fue en verano cuando “ellos” se fueron; primero a vivir al otro lado del mundo. Y un par de veranos después, recibí la noticia de que “ella” había muerto en Abríl. Perderles a “ellos”.


Otro buen verano, pero bueno bueno, fue aquel en que mis abuelos se mudaron a Madrid y descubrieron cómo era realmente la cosa entre la familia. Ver llorar a tus abuelos... es duro.
Y! que se estropee el ascensor, tu abuelo saque al perro y al subir los siete pisos muera de un ataque al corazón... duro cabrón verano. Perder abuelos.

Por descansar un poco de tanta tragedia, os cuento que otro de los motivos para detestar el verano, es mi propensión a sangrar por la nariz. Según los médicos de mi infancia, sangro porque me toqueteo. Según mi médica maravillosa, sangro porque tengo las venas muy finas y con el calor y el tiempo tan reseco se rompen. Yo no me toqueteo la nariz! Vamos! Lo justo y necesario!
Así que en verano se hace casi más obligatorio que nunca el llevar varios paquetes de pañuelos.
Y esas noches en que estás durmiendo plácidamente y sientes que te estás mojando la mejilla... levantarse al baño seis veces goteando pijama, suelo, lavabo...
Eso cuando me pilla en casa! Recuerdo un día en el autobús con mi hermana! En el 3 en plena Puerta del Sol. Yo empiezo a sangrar y tenemos solo un pañuelo. Bajé del autobús que parecía que me habían dado una paliza. Porque a falta de pañuelo buena será la camiseta para no dejar el autobús perdido... Perder litros de sangre y de vergüenza y de ropa irrecuperable.

Sigo con las tragedias? Me salto unos veranos y llego a los veranos en los que cada vez que mi hermana sale de viaje, tengo yo que recibirla con la mala noticia de turno. Aguarle la vuelta de vacaciones a mi hermana... también es duro.
Aquel año en que volvió de Cuba y tras charlar un rato y contarme cosas... mientras estamos haciendo la cena en la cocina me mira y me dice;
-        Venga, va, qué es esta vez?
Esa vez era mi madre la que estaba en el hospital muy malita. Se pasó allí el verano y parte de septiembre. Dar malas noticias.

Y así poco a poco y saltándonos otras “bonitas” anecdotas veraniegas, llegamos al verano pasado. El de quién da más?
Primero me trasladan de tienda. Auch!
Después me echan de la empresa de mala manera, robándome mi finiquito... después de cuatro años y medio... Auch!
Y en medio de mi depre, nos vamos de vacaciones, nada felices, familiares.
Al día siguiente de volver a Madrid, mi madre ingresa con una peritonitis y se pasa dos meses en coma. Yupi!!! Veranos de UVI y sala de espera.

Y además en verano me rompieron el corazón. Más de una vez. Y mucho!
También recibí aquella carta en la que me echaban de mi horgar...
Y perdí mi muñeco favorito...
Dolor de corazón.
Y  me caí y me pusieron grapas.
Y hace calor! Y hay que ir sin calcetines! Noooooo! Y en sandalias! Que yo tengo los pies casi planos y es muy difícil encontrar calzado de verano que no te destroce los pies y las rodillas! Dolor de piernas.

Verano, verano, verano... razones no me faltan, creo yo...

Así que si algo he aprendido, es que en verano es mejor estar muy muy calladita y muy muy quietecita e ir tachando, cuanto más rápido mejor, los días del calendario hasta que llegue el deseado Octubre. No es momento de tomar decisiones, hacer cambios, jugar al bingo...

No veo el final de este verano que me dá más miedo que un nublao...



! Por tu culpa Be!
Buenas noches ssshhhhhhhh







lunes, 22 de julio de 2013

Esa suerte que tengo



No os pasa que, a veces en este remolino de vida en el que estamos inmersas, se “os olvida” mirar alrededor para ver que no estáis solas ante el peligro?



Yo ya os he explicado, varias veces, que me encuentro en mitad de uno de esos remolinos. Uno de los gordos. Y es duro además, porque mirando a mi alrededor; la familia, los amigos, los conocidos, los no conocidos! Algo esta mal en estos tiempos porque parece que todos estamos luchando por sobrevivir a “nuestro propio remolino”...



Mi reflexión de hoy es positiva. Os oigo aplaudir?... –gracias.



Y es que tras una estupenda sesión de comida y piscina un domingo cualquiera, una tarde noche de charla en terracita, un par de charlas por whatsup deliciosas y una visita desde París... mi pensamiento de hoy es cuantísima suerte tengo.



Algo debo haber hecho bien en esta vida para conseguír atesorar a un buen grupito de amigas que me quieren, me cuentan, me apoyan, me miman, me obligan, me hacen llorar, me aprietan las tuercas, despejan mi cabecita loca llena y desordenada...

Y echando la cuenta! Sois un puñadito adorable!



Hablo de esas amigas que te sorprenden de repente en una conversación recordando algo que dijiste años atrás como si nada, pero que anotaron con muchísimo cuidado y no dejaron caer en el olvido. Esas que se ponen en tu lugar aunque les parezca un lugar incómodo. Algunas... algunas nos parecemos tanto! sentimos tan parecido! y son capaces de hacerme ver en ellas lo que soy y a veces olvido. Las que te dan un tirón de orejas pero con tanto amor! No son de las que dan consejos. No te fíes de nadie que te dé consejos! Si no que abren ese armarito personal en el que tú misma tienes las respuestas y te las enseñan.
–Mira, esto es lo que tú sabes que quieres/debes/puedes hacer. Y esto, el cómo, el cuándo, el porqué...



Hace años presumía de saber “calar” a la gente... Eso no se sabe. Era una mentirosa.

O no. A lo mejor no se sabe, pero a lo mejor tengo un don para saber ver, leer, intuir un poquito más allá del primer capítulo. A lo mejor es esta facilidad mía para fascinarme, adorar, enamorarme, confiarme ciegamente... que se vuelve recíproco, lo que me hace encontraros.



Sara.



A las tortugas las encontré, casi por casualidad, después de 20 años. Sí, a una de ellas ya la había elegido entonces. A ciegas y ciegamente. Las otras dos... ni se imaginan la importancia de su presencia en mi vida... (-Obi, Be no es un post individual, lo sé, pero... de verdad os hace falta?) aparecieron en el momento preciso y creo- espero que nunca se vuelvan a alejar.

Las cuatro tortugas juntas somos invencibles! Somos Tortugas Ninja!



“Las pequeñas” las que me lleváis unos años menos.

Tenemos algo cuando somos pequeños... no sé qué es. No sé si es la “pureza” de no haber sido vapuleados por la vida aún... o sí, pero haberlo asumido con la sabiduría de la infancia...

Me gustaba la gente más joven; Siempre frescas, con energía infinita, con esa alegría, con preguntas, con ganas de saber antes de tiempo... y todo contagioso!

Camino, LauraPi, Ro, Anita, Agente Pajarito: cada día que pasa y os veo, os leo, os hablo, me habláis... estoy más contenta y sí sí, orgullosa de mí por haber sabido veros e intuir las mujeres increíbles en que os ibais a convertir y lanzaros el lazo para que os quedaseis aquí cerquita de mi vera. Y ahora siempre tenéis una palabra mágica con la que sacarme una sonrisa, un pensamiento positivo, un empujón para tirar pa´lante.



En fín... me dejo gente imprescindible en esta vida mía. No quiero hacer un post larguísimo y perezoso como siempre...

Solo quería dejar aquí reflejado mi agradecimiento más sincero. Mi suerte!

Y que aunque tengo esa tendencia depresiva y esa facilidad de venirme abajo y dejarme comer por la pena... vosotras no me dejáis. Y en este preciso momento que más os necesito, mira, aquí estáis agarrándome cada una un poquito por un lado.



Espero estar a la altura de vuelta!!

Gracias AMIGAS



! Por tu culpa Be!

Buenas noches ssshhhhhhhh

martes, 2 de julio de 2013

"Demasiado tiempo libre"



Últimamente la vida se ha vuelto una locura. Una locura, la verdad, confusa, sin sentido y bastante poco feliz. Acabo de definir “locura” mismo?
Los días consisten en levantarse, ya cansada y sin ánimo, para correr de un lado a otro durante la mañana y parte del medio día. Comer, casi nunca tranquilamente y casi siempre mal, salir corriendo otra vez y estar a dos mil historias que me resultan completamente ajenas. Algunos días, los mejores, tengo trabajo en la peRRuquería y este se vuelve el mejor momento para desconectar; pensar solo en dejar guapo al perrín en cuestión y en que no lo pase mal. Ellos además me compensan con mimos y lametones (los animales son todo felicidad para mí...). Después a correr otra vez a casa. Nunca llego antes de las 9.30 por mucho que les prometa a mis tesoritos que volveré corriendo para dedicarles más tiempo. Y cuando llego, hay que limpiar, recoger, ordenar... todo con la cabeza llena de números que nunca cuadran. Y “tengo” que jugar un ratito. Odio los días en que lo siento como una obligación (a jugar me refiero). La ducha, la cena ( que casi nunca hago, no me voy a plantar esta medalla) y caer agotada en el sofá.
Mi vida... nada feliz.

El otro día alguien me hizo recordar otros tiempos, sin duda, muchísimo mejores.
Esos momentos de tiempo libre. Incluso esos momentos de “demasiado” tiempo libre.
Ahora, hoy, desde mis circunstancias se me hace casi imposible entender que el tiempo libre pueda ser nunca demasiado... así que aquí va una lista de cosas que yo hacía y cosa que haría con feliz tiempo libre...

  1. Organizarse! Si uno no se organiza bien, el tiempo libre se escapa sin remedio.
  2. Por supuesto, adecuar mi entorno. (esto a quedado como muy profesional, no? Parece que estoy hablando de un conejo y de los cacharritos que debe tener en su jaula...)      No, me refiero a que cuando tienes mucho tiempo libre, una cosa casi inevitable, es pasar mucho tiempo en casa. En casa y con tus cosas. Yo hecho infinitamente de menos mis rincones en “mi castillo”. Mi rincón delante del balcón, que ahora con el calorcito tenía abierto de par en par. Con mi guitarra en una esquina, mi ordenador, mis cojines, mis miles de papeles, libros e historias... Mi rincón en la despensa; con todos mis achiperres para pintar, reparar, atornillar... Mi rincón... o más bien mi momento de baño; mis pincitas para mantener mis cejas separadas, mis cremitas, mis lacas de uñas y poco más. Importante también tener todos los equipos preparados por lo que a una se le pueda pasar por la cabeza hacer o practicar. La cadena de música, tocadiscos incluido, el vídeo, mi VHS! Ese gran amigo con el que he pasado horas y horas y horas... las cosillas para hacer música, las de hacer ejercicio; las raquetas de ping pon, la canasta del pasillo, la comba y la esterilla...
  3. Mantener la casa limpia y ordenada cuando tienes tiempo libre, es placer, placer, placer. Pero entiendo que esto solo nos pasa a unos pocos obsesivos.
  4. Voy a incluir ya y brevemente el punto de cuidado y disfrute y placer infinito y felicidad plena... de cuidar a mis animalitos. Ya lo sabéis. Podía alargar este punto hacia el infinito y más allá.
  5. El tiempo libre es para las aficiones mayoritariamente. La mía, animales a parte, ha sido siempre el cine. Cine, cine, cine más cine por favor.... Ahora lo tengo completamente abandonado... apenas sabría reconocer por nombre y apellido a la mitad de los actores/actrices nuevos de los últimos cinco años. Reconozco que también me parecen menos apasionantes que todos los anteriores a este nuevo milenio... En mi tiempo libre devoraba y coleccionaba el Fotogramas y cualquier otra revista de cine. Por supuesto me he pasado desde... que tengo uso de razón, grabando y recopilando películas de todo género y época. Mi grandísima colección en VHS. Me gastaba casi toda la paga en comprar películas vírgenes y grabar, grabar y garbar. Conservo con orgullo gran parte de ellas. Pasaba horas interminables quitando los anuncios, montando las pegatinas y las portadas... Y horas en mi gran cuaderno, en el que llevaba la lista de las películas, su año, director, actores... Disfrutaba tanto!!!! Ahora no sería lo mismo... el DVD e Internet hacen que esto pierda toda su gracia. Es tan fácil conseguir casi todo... llamarme “agüela” pero antes... molaba más. (-esa lista de películas?)
  6. Ir al cine. La primera vez que fui al cine sola, fui a ver “Hola, estas sola”, jajajajaja!!!! No es una broma!!!! Reconozco que no me apasiona ir sola al cine. Me gusta mucho ver las reacciones de la persona con la que voy y poder compartir la experiencia después. Pero lo de ir solo es algo que hay que probar.
  7. Ir al teatro. La primera vez fui a ver “Aquellas colinas azules”. Os digo lo mismo que con ir al cine.
  8. Otra gran afición, nada original, es la música. Puede que no tenga mucho criterio... o no uno muy selectivo, porque me gusta casi de todo. Mi hermana me descubrió óperas preciosas que yo no me cortaba en cantar a pleno pulmón libreto en mano. También me descubrió a Los Piratas, a Serrat, a Carla Bruni, conciertos de clásica como el de chelo de Elgar... Las Bandas Sonoras tampoco fallan nunca, West Side Story, Rent, Los chicos del coro, Tomates verdes fritos, El paciente Inglés... qué maravillas!!!! Y si además de cantar, ahí en la intimidad de la soledad, tienes la guitarrita, el teclado o un par de baquetas para pegarle al aire... qué más se puede pedir!!! Bailar!!! Pocos me habréis visto bailar... me da mucha vergüenza hacerlo en público, pero os confieso que mi cocina fue una pista de baile increible...
  9. Últimamente, ya lo he comentado por ahí, esta ciudad se me ha vuelto grande, desagradable y hostíl... pero para ser justa... tendría que hablaros también de las maravillas que encierra. Siempre he pensado que a Madrid hay que conocerla para amarla. Y que hay que fabricarse un Madrid propio y personal si no quieres perderte y que te coma. Si sabes pasear por Madrid, encuentras calles encantadoras, paisajes sorprendentes, rincones fuentes y árboles preciosos a los que puedes poner tu nombre propio. Y lugares perfectos en los que refugiarse... Y la de ocio gratuito que ofrece? Miles de galerías de arte, auditorios o fundaciones, La fundación Juan March siempre tiene algo interesante que escuchar o ver...
  10. Y si de vez en cuando tienes oportunidad o dinerillo o ánimo o todo junto, puedes coger un tren y salir de “mi frontera M30”. Al campo, al bosque, a la nieve, a algún sitio con árboles y bichos, que no huela a humo y asfalto. A un pueblo de esos con caminos de cabras y gentes sabias sentadas a las puertas de sus casas... rozarse con un arbolito o subirse de pié a la roca más alta. Subir a mi montaña, aunque no sea muy alta. Subir cualquier montaña.  Perderse en un pinar y caminar entre chasquidos de ramas (desaconsejo hacerlo en pantalón corto, auch!), resbalarse con la hierba mojada... Dormir al raso y que te despierte la luz y la humedad fría de la mañana                                                       Voy a dejar aquí este punto, porque hace tanto tanto que no me siento en una piedra, que me estoy poniendo mala!
  11. El agua. Me encanta bañarme. En un río bien fresquito dejándome llevar por la corriente, en la piscina buceando y haciendo largos o sencillamente dejándome flotar. En el mar... ay! El mar... El mar, la playa, la eternidad me puedo pasar ahí bien remojándome y saltando olas o bien haciendo castillos, agujeros, montañas de barro de playa, volar cometas... Ahora que soy mayor necesito la excusa de ir con algún niño, porque si no... tomar el sol... vaya rollo.
  12. La jardinería... esa gran afición que TAN MAL se me da. Da igual, tarde o temprano conseguiré no ahogar a mis plantas y hortalizas y tendré mi pequeño huerto donde plantaré más fresas y tomatitos y sobrevivirán!!!.
  13. Leer. –Sssssh!!! Un momento!!! No os echéis todas encima!!! No voy a mentir!!!- Sí, leo poco. Muy poco. Me cuesta concentrarme y me pone nerviosa estar tan quieta... Peeeeero, pedirme que os recite!!! Venga, va!!! Decirme que os diga cómo se llama la familia de Cien Años de Soledad o debajo de dónde está Eloisa o cuántos círculos del infierno atravesó Dante y por quíen. De vez en cuando LEO. Y es curioso, porque cuando una tiene esa dificultad para hacerlo, seguramente debería probar con novela ligerita, cosas modernas y de moda para comentarlo luego... pero vaya... Así como estoy dispuesta a escuchar casi cualquier cosa o ver casi cualquier película, con la lectura soy muy selectiva y! Obsesiva. Como un libro me guste, me lo leo y releo hasta saberme la mitad de las frases. Y ya que leer me supone ese gran esfuerzo, me empeño por empaparme del mayor conocimiento cultural (de ese tontorrón que viene muy bien cuando juegas al Trivial) posible.
  14. Aunque “los que me conocen bien” como mi familia o algunos amigos dirían que soy más bien vaga y pasiva... Nada más lejos de la realidad. Dame un balón o una raqueta o un futbolin o cualquier cosa que hacer. Me encanta jugar! Podría jugar tiempos indefinidos! No recuerdo el día en que yo haya detenido un juego o una partida de algo, los demás os cansáis siempre primero...
  15. Otra cosa que me encantaba hacer en mi tiempo libre, también relacionado con la lectura.... es coleccionar libros y cuentos infantiles. Tengo unos cuantos bien seleccionados que sin duda me llevaría a “la isla desierta”. Buscarlos llena el tiempo libre de historias tiernas, sinceras, bonitas, ñoñas, divertidas. Y no es fácil encontrar cuentos buenos buenos! Las ilustraciones y la historia, todo tiene que empastar perfectamente. Ay! Cuánto dinero he gastado en cuentos y cuánto gastaría... mi pequeña colección... esa que les dejo a mis sobrinas pero sin quitarles el ojo de encima.
  16. El suelo. Ya... este es uno de esos puntos raros de Puntito. Para que os riáis un rato. El caso es que mi vida se ha visto relacionada siempre con animales y con niños (qué suerte tengo!), y algo que tienen en común es lo cerquita que están del suelo y la cantidad de tiempo que una pasa ahí, tirada, sentada, tumbada, haciendo volteretas, sentada en la arena, tumbada cara a cara, nariz con nariz, cazando bichos... Me gusta el suelo. Me hace sentir segura y me da la sensación de que todo es más natural desde esa posición. Recorrí cada centímetro de suelo del castillo. Todos, hasta los 13 metros de interminable pasillo. Mi colchón estuvo en el suelo durante unos diez años, y dormí en el suelo al lado de Cleo o de Tigger en verano. Dormí en el suelo o en la hierba un mes al año durante unos quince años de campamentos... Así que, sí, aquí en mi tiempo libre... añado sentarme en el suelo.
  17. Estudiar. Estudiar listas de cosas así por afición. Por puro conocimiento también para Trivial y Saber y Ganar. Estudiar País- Capital, o Estado- Capital, hacer mapas mudos, aprender las eras de la tierra, geología, cosas de literatura...
  18. Os habrá pasado, ese momento de tiempo libre en que abres un cajón para coger alguna cosa y acabas sentada vaciándolo por completo y disfrutando con los recuerdos de cada papelito, carta, llavero, trozo de tela, figurita del roscón de reyes... ups! Se pasó gran parte del tiempo libre!
  19. Colorear. Colorear que no pintar. Tengo un par de cuadernos de esos de pinta y colorea. Y una caja de ceras de colores y de vez en cuando, mientras veía la tele por ejemplo, me encantaba colorear. Dónde estarán mis pinturas ahora?
  20. Escribir. Escribo como loca y sin sentido desde que tengo uso de razón, o uso de las letras... Escribo muy mal, cojo el lápiz raro... y tengo millones de faltas de ortografía que además por mucho que consulte no consigo retener... pero me gusta mucho dedicarle tiempo a mis letras. A mis papelillos, a los amigos a los que apabullo con mi vida y versos, a mis rimas poco lucidas, a copiar escritos y frases de otros... a mi pensamiento le gusta plasmarse en papel. Luego lo leo y me da una vergüenza ajena tremenda, pero... os diré que escribir, me parece un ejercicio valientemente sincero. Que cuando uno escribe no se escuda en gestos y que como lo hace solo, aunque sea para alguien, la vergüenza y la prudencia se miden muchísimo menos. Escribir cartas, escribir diarios, escribir aquí!...

A lo tonto a lo tonto llevo casi dos semanas escribiendo este post. Así que lo voy a dejar aquí... un poco inacabado... se me ocurren muchos más puntos que añadir. Pero lo dejo aquí, para ver si esta vez, os animáis a comentar y compartir qué hacéis vosotras con vuestro tiempo libre.


Por tu culpa Be!
Buenas noches ssshhhhhhhh!

jueves, 2 de mayo de 2013

UNA HISTORIA DESORDENADA: Recuerdos lejanos, sentimientos de bolsillo...

Era navidad. Se aproximaba su cumpleaños, 26 de diciembre, y tú y yo habíamos quedado para comprarle un regalo.
Después de esperar más de veinte minutos en tu portal, y conociendo como se las gastaban en tu casa, decidí subir a buscarte.
Intuí ya lo que me iba a encontrar. Intuía ya, que era una de esas veces...

Llamé a la puerta, 3B, pero, y aunque oía ruido en el interior, nadie me abrió. Insistí varias veces y esperé unos diez minutos, hasta que tu hermano abrió la puerta. (él se marchaba).

- Tú qué quieres? - me dijo.
- Está ella? .
- Mi padre no está, tú misma…- y se marchó dejando la puerta abierta.

Yo no le entendí muy bien. No sabía si eso quería decir que pasase… lo que parecía seguro es que habían estado de bronca, así que entre la incertidumbre, el miedo y algo de vergüenza pasé a ver. Fui por el pasillo, preguntando a los niños que salían a mi paso. Al final, una pequeña me dijo que estabas en el baño.
Llamé a la puerta;

- (tu nombre)?

Insistí un par de veces más antes de empezar a desesperar, y aporrear la puerta. Finalmente, la puerta se abrió. Pasé, y te encontré medio vestida o medio desnuda, con una camisa interior de tirantes blanca y un calcetín, sentada en el suelo al lado del borde de la bañera, con el grifo abierto y una cuchilla en la mano.

- Sola no me atrevo. Ayúdame – me dijiste serena como siempre.

Hasta ese día yo no te había visto llorar.
Pasé, y cerré la puerta, porque oí llegar a la “malvada madrastra”; esa que había pasado los últimos diez años embarazada trayendo críos a esa casa de locos y que hacía oídos sordos y ojos ciegos a lo que pasaba…
Extendí mi mano y sin mirarme me dijiste;

- No… para qué? – fue entonces cuando por primera vez, te viniste abajo, y empezaste a llorar desconsolada, y con una rabia que no te conocía...

Me acerqué y forcejeamos un poco, no querías soltar la cuchilla. Al final se nos escapó y me hizo un corte en el párpado. Fue un corte tonto. Un arañazo de nada. Pero lo justo para que dejásemos de “pelear”.
Y en ese momento, no supe reaccionar ante tu cara de terror. Solo se me ocurrió besarte. Solo me salió besarte. Y me devolviste el beso. Nos besamos, y nos echamos a llorar.

Nos quedamos así… no sé, un rato largo. No pregunté lo que había pasado. Apenas había golpes… así que solo había que imaginar.
Tras serenarnos, te invité a vestirte, y a salir de aquella casa de infierno. Dudaste un rato, porque tenías miedo de que tu padre volviese y no estar ahí para proteger a los pequeños. Yo en ese momento… pensaba en mi amiga… ¡sálvese quien pueda! Yo solo podía intentarlo contigo.

Finalmente salimos. Y una vez en la calle, caminamos e hicimos nuestras compras, como si nada hubiese pasado; pero con la nube sobre nuestras cabezas. Fue una tarde de ambiente extraño.

- No iba ha hacerlo. Perdóname.

Fueron las únicas palabras al respecto. Así, mientras caminábamos y comprábamos un jersey azúl con botones de madera en el cuello y unas zapatillas rojas con cordones negros.
Te pedí que durmieses ese día en su casa. Lo hacías muchas veces. Casi siempre que había jaleo o que tu padre te largaba de casa.

- Si no voy, luego es peor. Además si me presento en su casa, se imaginará la movida y ya sabes como se pone.

Tenías razón. Él se liaría a golpes con las paredes y las cosas, o intentaría enfrentarse a tu  padre...

De lo que pasó ese día, de tu encierro y tus intenciones en el baño, no hablamos nunca. Nunca. Ni se lo contamos a nadie.
Quedamos en que sería nuestro secreto y así fue.
Y respecto al beso… bueno, fue el principio. Aunque tardamos tiempo en entender de qué se trataba. Pasaron unas cuantas semanas hasta que volvimos a estar solas. Y más, hasta otro momento mágico de intimidad. Besos y caricias, nunca pasamos de ahí, pero eran suficientes. Pasar la mañana abrazadas viendo una película, era suficiente. Suficientes para nuestros sentimientos, para sentirnos. Y demasiado bonito e intenso para explicar.

Hoy hace ya muchos años. Parece otra vida...

Y hace muchos años también que en un mes de abril lluvioso como este, me y nos dejaste para siempre. Pero las cosas importantes, las más importantes, nunca se olvidan y es como si estuviesen marcadas a fuego. No se distancian. Los sentimientos, la esencia, vosotros, nuestra historia, tú... no se me olvida.

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miércoles, 27 de marzo de 2013

"Mi segundo tesoro. Tigger (El gatito de alcantarilla)"



Estaba echando un vistazo a los primeros post que empecé a escribir. Y he encontrado “Mi quinto tesoro: Ruri”. Siempre me pasa, que por muchas veces que relea las entradas, siempre se me ocurren miles de cosas que debería haber adicionado. Tenéis suerte! Suelo contenerme bastante cuando escribo por aquí... aunque parezca increible.
Así, a la historia de Ruri podría añadirle miles y miles de anécdotas más y miles y miles de frases para que os llegue un poquito del amor que le profeso. Pero bueno, a lo hecho pecho. No le tocaremos una sola coma.
Y en ese post os prometía seguir con las historias de los otros cuatro tesoritos. Creo que ya a pasado demasiado tiempo así que hoy os hablaré de “Tigger, mi segundo tesoro”.

Septiembre de... hace ya once años! Mi hermana llevaba días encerrada en casa con su amiga Diana venga a estudiar (no recuerdo cuál de las carreras). De vez en cuando se tomaban un descanso y daban un paseo. Y en uno de estos, suben y me cuentan que en la alcantarilla frente al Café Comercial hay atrapado un gatito bebé. A mí me enternece, claro, pero no le doy más vueltas.
Un par de días después paso por esa esquina y - Oye! Aquí está el gatito todavía!
Tan pequeño en ese sitio tan frío y sucio, maulla que te maulla. Corrí a los chinos de la esquina y le compré una latita de atún. Y al echársela ví que tenía también unas bolitas de pienso. 

Sabréis que soy extremadamente tímida, más por aquel entonces... de esas a las que le da vergüenza pedir un vaso de agua al camarero o agacharme a recoger una moneda por si piensan qué estoy haciendo...

Así que yo le pongo mi latita de atún y me voy. Imagino que tarde o temprano saldrá por donde entró...
Esa misma noche no podía dormir, me lo imaginaba ahí solito y asustado y pensé en sacarlo. Aprovecharía que eran las tantas de la madrugada y que nadie me vería. Cogí mi linterna y ahí que me fui.
Cuando llegué y alumbré dentro de la rejilla, ahí estaba él mirando con curiosidad. Pero vaya, por más vueltas que le dí al asunto, esa rejilla estaba pegada al asfalto y no había forma de sacar al gatito... Fracasada, regresé a casa, con el firme propósito de llamar a la Protectora Animales por la mañana para salvarle. Y llamé. Los de la Protectora son uno estúpidos, ya os lo digo... me dicen que no, que ellos no pueden perder el tiempo en esas cosas (en proteger a un animal?! No entiendo...) me dicen que llame a los bomberos. Y los bomberos, infinitamente más amables y empáticos, me explican que si el gato no es mío, no pueden venir a rescatarles y me sugieren preguntar al Servicio de alcantarillado.
Allá voy yo... tercera llamada en media hora. Pero si la Protectora de Animales me mandó al pedete, imaginaros dónde me mandaron los del Servicio de Alcantarillado...
Me dí por vencida. Los animales no son tontos así que tarde o temprano encontrará la forma de salir de ahí.

Pasaron los días, las semanas! Mi hermana su amiga, incluso mi madre y yo, nos asomábamos casi a diario a ver si el pobre bicho seguía ahí atrapado. Los vecinos ya nos habían comentado que llevaba muchos más días y que también ellos le echaban comida, leche... yo le tiré un elefantito de goma para jugar.

Un día empezó a llover! Uno de esos tormentones de verano! Y no os podéis imaginar cómo bajaba el agua por la esquina de la glorieta y entraba en la alcantarilla! Se ahogará! Desapareció. Durante los próximos cuatro días no hubo ni rastro del gatito. Yo lloré, me enfadé y después asumí. Pero llegó mi madre y me dijo;
        -    A que no sabes a quién he visto? Al gatito!

Qué alegría más grande! y qué enfado! Bajé a verle, ahí estaba.
No puede ser!!!
Crucé a las cabinas de teléfono frente a Springfiel y volví a llamar a los bomberos.
Esta vez me hicieron caso. Creo que debían estar muy aburridos. Me preguntaron si me haría cargo del gatito cuando lo sacasen;
        -     Por supuesto!

Esperé no más de diez minutos, cuando oigo las sirenas de un enorme camión de bomberos que baja a toda prisa desde Quevedo. Y como si del incendio de "El Coloso en llamas" se tratase, aparcan con un frenazo en la esquina contraria a la que yo estoy. Y saltan del camión ocho, OCHO!! Bomberos como ocho castillos, con sus cascos, sus hachas, sus cuerdas, sus linternas!! Todo esto por un gatito?...
Al ver que los bomberos se despliegan por toda la glorieta en busca de la alcantarilla en cuestión, yo, completamente avergonzada, decido hacerles unas señas para indicarles “la posición”.
Y ahí donde estén un buen grupo de bomberos, habrá siempre un buen corrillo de mujeres y hombres interesados en el rescate.
Yo no podía alucinar más... o sí!!
Uno de los bomberos, se me presenta, con dos besos y todo, después se quita el casco y nos muestra su tinte verde. El otro bombero me suena, sale en las series de la tele! Y el otro, el que se lía a mazazos contra el suelo para separar la rejilla, se encuentra un euro y me dice;
      -     Toma! Para la comida del gatito!
Yo estaba completamente colorada. Color así como rosa fluorescente?
La gente que se amontonaba alrededor cotilleaba;
-         Qué ha pasado?!
-         ..una bomba...
-         Que no señora, que es un niño que se a quedado atrapado!!
Y un loco que pasaba por ahí gritando;
      -      y toda esta gente?! Ni que fuesen a sacar a Maikel Jattson!!!

Con todo este jaleo, los mazazos, la gente chillando, el 149 y el resto de coches pitando para poder pasar... claro, el gatito se escondió vete a saber dónde y los bombero no fueron capaces de sacarle.
-         Te dejamos la rejilla despegada y si cuando se tranquilice consigues sacarlo, ya nos mandas una foto.
 Así pasaron más de dos semanas en las que yo me sentaba en la acera al lado de la rejilla jugando con el gatito con un cordón o llevándole latitas para que se asomase lo justo para que yo pudiese meter medio cuerpo en la alcantarilla y agarrarlo.
Los vecinos ya me conocían y se paraban a preguntarme;
-         qué hay? Sale?
Hasta el del 149 se paraba y abría las puertas del autobús para preguntarme.
Al fin, un sábado, tras más de media hora de vigilancia, el gatin asoma el cuerpo y yo consigo atraparlo.
Le llevé al veterinario. Que lo lave!, lo desparasite! o lo que sea que haya que hacerle después de un mes en una alcantarilla!
Me explica que está más limpio que yo. Que está completamente sano y que es un macho. Me explica también que apenas tiene dos meses y que la madre a tenido que estarle visitando, porque sino no habría sobrevivido. El gatito de alcantarilla...

Le llevé a casa. Me daba miedo que Cleo le viese y quisiese comérselo, ya sabéis, esos estúpidos tópicos de perros y gatos. Cleo le ignoró completamente. Y el gatito encontró refugio detrás del mueble de la tele. Ahí pasó un par de días.
El tercer día llegué del instituto y encontré a mi perra tumbada panza arriba y al gatito mamando de ella amasando y ronroneando como loco.
Ese fue el comienzo de una preciosa amistad.
Y esa misma noche, cuando dormía, sentí que algo me subía por las piernas, por la espalda y luego una naricita húmeda que rebuscaba entre mi pelo dónde engancharse. La oreja! La encontró!
Y así fue el comienzo de nuestra preciosa amistad.

Tigger es tierno, es muy sensible. Incluso algo tontorrón. Acostumbrado a rodearse de hembras, se deja querer y hacer. Cleo le crió primero y luego, cuando llegó Tatti, Tigger decidió que esa gatita diminuta que al principio le aterraba, iba a ser su compañera inseparable, la que le limpiase las orejas, la que jugase con él, la que marcase los ritmos, la que averiguase si el intruso que entra en casa es amigo o enemigo – si Tatti se atreve, voy yo también. Y! La que tapase sus cacolas! Porque sí, el machin es un mimado y se lo consentimos todo.
Y él feliz jugando. Primero con Cleo, jugaba tanto que ella acababa agotada. Y yo me ponía celosa! hacerme caso!
A él le gustaba esconderse en la vuelta del pasillo y esperar a que Cleo volviese de recoger al Señor Oso y asaltarle cual fantasma. Jugar entre las patas de la mesa del comedor, meterse dentro del forro del sofá, jugar a despertar a Cleo de un manotazo mientras duerme, dos mil millones de ratones... y en el Castillo! A correr por el pasillo! A toda pastilla! Solo o huyendo de las chicas.
Y si no juega, pues hecho una rosquita, pero nunca solo. Con Cleo, con Tatti o conmigo. Así todos amontonaditos con los motores encendidos. RRRRRRRRRR....
Tigger nos adoptó y decidío que seríamos sus mamás. Que mamaría de donde buenamente le dejasen, y le dejamos después de once años!, que bebería de las tazas, nada de bebederos! O si acaso del chorrito del grifo que pide que le abras.
A cambio él no nos deja comer tranquilas, tiene que estar encima, se impaciente y maulla cuando los invitados se alargan, nos muerde el edredón para que juguemos a las tantas de la madrugada o no nos deja levantar del sofá porque tiene que estar como poco en el regazo, si no es espachurrandote el pecho o pegando su naricita fría a tu cara, cuello y oreja.

Os podría escribir diez mil monerías, diez mil anécdotas, diez mil quieros que se me caen a su paso, o lo largos e insignificantes que se hacen los días en que nos vemos pocas horas... o lo frío que está el sofá cuando se enfada y se queda solo en la cama. De los millones de ratones y pelotas y gomas de pelo y plumas y demás cositas pequeñas que hagan ruido con las que hemos jugado, aunque nada como atacar mi antebrazo, y mi mano asesina. Y de lo mucho que habla. Tigger habla todo el rato...
Y es que el gatito de alcantarilla es un pesao en ocasiones, pero solo él y yo y un poquito Tatti, entendemos cómo y cuánto nos queremos. Somos... inseparables.
Mi pequeña gran familia.
   

domingo, 10 de marzo de 2013

Mi primer recuerdo "chispas"

Hace ya tiempo, puede que años!, propusiste a tus “amigos” en Facebook, que narrasen el primer recuerdo que tenían contigo o de ti. Me tentó dejarlo todo y sentarme a contarte, así de sopetón mi gran momento, pero… esto era algo especial y gracias a las gracias, no lo hice.
Hoy, ahora, no será un gran momento; llevo unas semanas emocionalmente complicadas y estoy en una posición incomodísima; medio tirada, con el portátil sujeto entre mi maltrecha rodilla y el plumier de madera, mal apoyada en el cojín de estrellitas y con Tigger en el huequito entre mis piernas. Pero bueno, ahora o nunca, casi mejor…
Creo, y solo creo; porque después de un montón de años de montones y montones de cartas largas, algo aburridas y demasiado sinceras, en general… que no te he contado esto nunca Noni.


“Sicilia, 1965” jijijiji.... noooooo
 “Chamberí, 1984 “, primer día de curso. Curso nuevo, colegio nuevo, compañeras nuevas... qué locura!
Llegué a las monjas con pocas o ningunas ganas. A mí me gustaba mi Montessori; mi chalet en mitad del campo, lleno de pinos y ruedas de coche para jugar en el recreo, mi clase de 12 compañeras Y! compañerOs, mis profes, mis teachers que eran meros compañeros de educación... mi comedor guión gimnasio... la libertad!
De repente, ahí estaba yo. En mitad de un convento, en un aula enorme con crucifijo, cuadros de payasitos con leyendas de “sed buenos y el señor os amará” y un cuadro en poliespan con la entrada del Quijote “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...”. Rodeada de 40 chicas. Todas con sus babis impolutos, sus coletitas perfectamente simétricas y sus bocadillitos bien envueltos en albal para el recreo. Bien calladitas y ordenadas en fila en la pared.
Ese fue el momento en que yo sentí por primera vez que el destino empezaba a equivocarse conmigo...
Bueno, en mitad de ese orden de vocecillas y risas nerviosas vuestras, entró en clase Sor Esperanza. (en un estupendo juego de palabras os diré que de Esperanza no tenía más que el nombre, puesto que conmigo no malgastó más de dos clases en todo el curso... esto será otro post). Pues bien, Sor Esperanza, entró y nos amontonó a todas al final de la clase.
- Ahora os asignaré los pupitres por orden de estatura- dijo.
Y en ese momento todas os pusisteis de puntillas entre jijis para no ser seleccionadas para las primeras filas.
Hoy os puedo decír, chicas, que en esos momentos me sentí como si me hubiesen abducido unos extraterrestres. Raro, raro, raro!!!

Y este es el momento. Este es el exacto momento en que yo me fijo en una niña preciosa con unos ojos impresionantes y llenos de cosas que decir. Mi primer recuerdo de ti. Y el momento en que supe que eras una persona que debía mantener en mi vida a toda costa.

Ese primer año, apenas cruzaríamos dos palabras. Yo era para vosotras algo así como Mowgli. La niña rara que hacía cosas raras como silbar o jugar al futbol en la clase de gimnasia rítmica. Ese año solo me “ajuntaban” las internas, las otras “apestadas” de nuestra pequeña sociedad. Pero vaya! Cómo culparos, si a partir de la segunda semana Sor Esperanza sacó mi pupitre a la galería.
No sé cuánta gente podrá decir que ha hecho un curso entero en el pasillo del cole... yo hice todo 4º y parte de 5º y 6º.

En 5º no recuerdo cómo ni de qué manera... supongo que tuvo algo que ver sentarme al lado de A.E, tu muy mejor amiga, empezamos a jugar juntas en los recreos de media mañana. Jugábamos mucho a los detectives. A.E y yo éramos los detectives y tú la mujer que nos llamaba porque había encontrado algo en su casa... ese año, fui un poquito más aceptada. En el fondo tenía yo mi gracia, verdad? Esa cosilla rebelde. Y bueno, ya que aceptabais a los chicos (ese año entraron 4 en nuestro curso! Menudo revuelo!) podíais aceptar a la rara también.
Así los cuatro chicos y yo, nos acostumbramos a jugar a la comba, a la goma, a “frutas frutas fuera”, al látigo y a churro.
Ese año yo repetí curso. Recuerdo cuando Sor Carmen se lo comunicó a mi madre (pobre Sor Carmen... ella tenía más fe en mí. Su diamante en bruto me llamaba. Pero vaya, hacerme repetir curso fue la mayor pérdida de tiempo de esa buena mujer). Recuerdo que tú y A.E estabais sentadas en las escaleras de salida del cole y yo intenté pasar corriendo para que no me preguntaseis qué tal mis notas. Pero al saltar a vuestro lado me preguntasteis, y yo sin siquiera pararme os dije – repito!... qué vergüenza me dio.

Milagrosamente el curso siguiente nos hicimos muchísimo más amigas. No estábamos en la misma clase, pero sí compartíamos todos los recreos. Recuerdo esos recreos contigo, con Obi, con Be, con Carmen, Lourdes, Gemma y Manolo, Iván y Valentín.
Qué momentos felices...
Fue ese verano en el que te escribí por primera vez. Recuerdo el día; estaba en casa y decidí coger un cuaderno de rayas de Mickey y un boli bic rojo. Me senté en el salón de mi casa y te escribí no sé qué cosas. Que eras super especial, que eras mi muy mejorcisima amiga y que quería ser tu amiga para siempre... algo así, no? (no os riáis! Que tenía doce añitos!)

Me contestaste al inicio de curso. Que no sabías si querías una muy mejor amiga o si yo podía serlo, pero que te parecía bien que nos escribiésemos. Auch!! qué daño a mi corta edad! pero eh! eso mejor que nada!!
Desde entonces cientos y cientos de cartas. Primero en mano. Después, cuando dejaste el cole, a través de tu hermana y por último por correo. Yo siempre escribí más. Madre mía! Vaya tostón te daba! Te contaba lo que me pasaba, lo que sentía, lo que soñaba... como si fueses mi mismo diario y con una confianza y una fe ciega en que leerías sin juzgar, sin mal pensar y por supuesto guardando tooodos mis secretos.
Peeeeeero... el tiempo pasó. Y el tiempo hizo distancia. Distancia física! No habrá habido una sola semana en mi vida en la que no hayas aparecido en mi pensamiento de uno u otro modo.

Y así tú dejaste de escribir y yo pasé a escribir de dos veces por semana a una al mes, una de vez en cuando y una al año...

Hace relativamente poco, cuando la distancia era más larga que nunca, llego a casa y enciendo el ordenador. Facebook. Y leo: Noni quiere agregarte como amiga.
Madre mía!!! Qué vuelco al corazón!!! No podía creerme que me buscases!!! Recuerdo haberme puesto nerviosa como una chiquilla y darles besos a los tesoritos de emoción!!!

Así volviste a mi vida. Y además trajiste a Obi y a Be. Y al resto de las chicas, pero eh! entre las cuatro “las tortugas” hay algo super especial.

Resumiendo, diré que me hace increíblemente feliz tenerte en mi vida tal y como quise a los ocho años.Que ahora eres una muy buena amiga y que jamás pensé que sería tan especial esta historia y esta relación nuestra. Y que increíblemente a pesar de los casi 20 años de separación, de las vidas diferentes que hemos llevado y demás, tenemos mucho mucho en común. Como regalarte un cuento sin miedo a parecerte una pirada? o hablarte de mis creencias sobre educación, sobre las relaciones, sobre la vida. La esencia?

Por supuesto, se puede leer entre líneas y acertar que hubo algo de amor en esta historia. Me enamoré con ocho años y lo descubrí muchos años después. Después que tú. Y a día de hoy... pues quién sabe si se puede “amar” a una amiga. No tiene la mayor relevancia. Pero que nos queremos un montón y que seguiremos haciéndolo, eso no tiene precio.

Y aprovecho el final de este post para decirte lo importante de tu apoyo y tu involucración en este último año caótico que me tiene muerta de miedo. Gracias! Que me sigas apoyando y regañando! Y que no vayas a cambiar nunca! Ni me dejes cambiar a mí! Porque me gusta creerme que soy algo parecido a lo que me haces reflejar de mí misma. Bddllle, vaya frasecita, menos mal que tú tienes ya un master en traducir lo que escribo...

Tu amiga "grillito" que te quiere.



Por tu culpa Be!

Buenas noches sssshhhhhhhhhh!!



miércoles, 6 de febrero de 2013

PUNTITO CRÍTICO: Diez minutos de pensamiento político

Llego a casa cansada, agotada de estas semanas que vivo en las que estoy pendiente de abrir mi pequeño negocio; echando cuentas (todo el día echando cuentas), con visitas de aquí a allá, de proveedores, de bancos, de licencias, pintando, lijando... aguantando la presión familiar y la mía propia... Pendiente de mi mami, malita todavía. Dos operaciones en un mes...
Pendiente de mis tareas diarias; mi sobrina por las mañanas, mis gatitos, a los que no dedico todo el tiempo que debería y esto no me lo perdono (ya habrá consecuencias en esta cabecita mía, que lo sé yo), cuidar de dos casas (la mía y la de mi madre y los estudiantes), intentar no olvidar ningún compromiso o cumpleaños de amigos...

Cansada y agotada. Y así, en este estado de “consciencia” o no, mientras hago una fugaz limpieza del hogar a las diez de la noche, me ataca un pensamiento político derrotista y brutal...

Ha pasado una semana casi. Una laaaaaaaarga semana desde que se destapasen más y nada sorprendentes tramas de corrupción y altos cargos. Y qué ha pasado?
NADA.

(Por favor, corregidme si estoy equivocada! Ojala!)
Una semana después no hemos quemado ni un triste contenedor.

Han ganado.

Han ganado, porque somos vagos o desinteresados o poco conscientes de la importancia de que esta democracia se nos haya ido al garete tan tan tan increíblemente pronto. Tardaron más otros muchos, buenos y malos, en asentar el sistema, que unos pocos malos y unos muchos buenos pasotas (entre los que me incluyo) en desmantelarlo.

El fin de semana hubo concentraciones en Génova. Ahí estabais unos cuantos (poquísimos, no os engañéis!) coreando cuatro frasecillas de indignación y dando cuatro saltos.
Siendo prácticos os diré, que aunque me encante veros, oíros e incluso juntarme con vosotros por sentir que uno hace “algo”, la cosa no compensa. No compensa, porque en este país ya no importa cuanta gente se eche a la calle. Además, con el frío que hace, nos pondremos todos enfermos y ni falta que hace que os cuente el penoso camino de nuestra S.S. No nos van a recetar paracetamol a todos! No os vayáis a sorprender luego!...
Y a esto le añado el gasto policial que “esos culpables” nos dan como respuesta.
Por cierto... POLICIA... generalizo evidentemente, pero qué panda de mala gente. Dan casi más miedo que el propio Rajoy y compañía.

Estoy soltando la lengua sin más. Y estoy cansada así que no pienso dedicarle tiempo ni a la corrección ortográfica. Aviso por si digo alguna incongruencia, “barbarismo” o similar.

En fin, que llegados a este punto, solo nos queda esperar a que Aguirre o Gallardón (las dos únicas personas felices del país), que ahora se frotan las manos, o como leí en un Twit, están sentados en sus guaridas acariciando un gato con sonrisa de ganadores... se suban al trono y dispongan a su antojo.
La mayoría preferís a Gallardón. Sí, no parece tan malo... pero yo casi prefiero a la mala que ni disimula.   -Te voy a dar un hachazo, lo ves? Aquí está el hacha, ZAS!!!
Hipócritas de ojitos tiernos ya hemos tenido unos cuantos.

Adiós estado del bienestar y clase media. Bienvenidos los ricos riquísimos, los pobres paupérrimos y los tontos del bote como yo de supervivencia diaria y elecciones mensual (qué hago este mes? Me compro un segundo pantalón? O me corto el pelo?)

Por favor!!! Espero que esta vez me llenéis de comentarios la página!!! Decirme cuán equivocada estoy!!! Decirme que no tengo que empezar a aprender otro idioma para emigrar si Smelly no sale a flote!!!

Decirme que no han ganado, aunque los jueces buenos no estén ya en el país para defendernos, los diputados buenos, hasta de los malos partidos, nos abandonen, y nuestra única baza sea proponer a Argüiñano for president. Ojo! Yo le votaba! Aunque creo que en una larga temporada no me veo votando.

Necesitamos alguien que grite “a las barricadas!”.




Por tu culpa Be!

Buenas noches sssshhhhhhhhhh!!