domingo, 10 de marzo de 2013

Mi primer recuerdo "chispas"

Hace ya tiempo, puede que años!, propusiste a tus “amigos” en Facebook, que narrasen el primer recuerdo que tenían contigo o de ti. Me tentó dejarlo todo y sentarme a contarte, así de sopetón mi gran momento, pero… esto era algo especial y gracias a las gracias, no lo hice.
Hoy, ahora, no será un gran momento; llevo unas semanas emocionalmente complicadas y estoy en una posición incomodísima; medio tirada, con el portátil sujeto entre mi maltrecha rodilla y el plumier de madera, mal apoyada en el cojín de estrellitas y con Tigger en el huequito entre mis piernas. Pero bueno, ahora o nunca, casi mejor…
Creo, y solo creo; porque después de un montón de años de montones y montones de cartas largas, algo aburridas y demasiado sinceras, en general… que no te he contado esto nunca Noni.


“Sicilia, 1965” jijijiji.... noooooo
 “Chamberí, 1984 “, primer día de curso. Curso nuevo, colegio nuevo, compañeras nuevas... qué locura!
Llegué a las monjas con pocas o ningunas ganas. A mí me gustaba mi Montessori; mi chalet en mitad del campo, lleno de pinos y ruedas de coche para jugar en el recreo, mi clase de 12 compañeras Y! compañerOs, mis profes, mis teachers que eran meros compañeros de educación... mi comedor guión gimnasio... la libertad!
De repente, ahí estaba yo. En mitad de un convento, en un aula enorme con crucifijo, cuadros de payasitos con leyendas de “sed buenos y el señor os amará” y un cuadro en poliespan con la entrada del Quijote “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...”. Rodeada de 40 chicas. Todas con sus babis impolutos, sus coletitas perfectamente simétricas y sus bocadillitos bien envueltos en albal para el recreo. Bien calladitas y ordenadas en fila en la pared.
Ese fue el momento en que yo sentí por primera vez que el destino empezaba a equivocarse conmigo...
Bueno, en mitad de ese orden de vocecillas y risas nerviosas vuestras, entró en clase Sor Esperanza. (en un estupendo juego de palabras os diré que de Esperanza no tenía más que el nombre, puesto que conmigo no malgastó más de dos clases en todo el curso... esto será otro post). Pues bien, Sor Esperanza, entró y nos amontonó a todas al final de la clase.
- Ahora os asignaré los pupitres por orden de estatura- dijo.
Y en ese momento todas os pusisteis de puntillas entre jijis para no ser seleccionadas para las primeras filas.
Hoy os puedo decír, chicas, que en esos momentos me sentí como si me hubiesen abducido unos extraterrestres. Raro, raro, raro!!!

Y este es el momento. Este es el exacto momento en que yo me fijo en una niña preciosa con unos ojos impresionantes y llenos de cosas que decir. Mi primer recuerdo de ti. Y el momento en que supe que eras una persona que debía mantener en mi vida a toda costa.

Ese primer año, apenas cruzaríamos dos palabras. Yo era para vosotras algo así como Mowgli. La niña rara que hacía cosas raras como silbar o jugar al futbol en la clase de gimnasia rítmica. Ese año solo me “ajuntaban” las internas, las otras “apestadas” de nuestra pequeña sociedad. Pero vaya! Cómo culparos, si a partir de la segunda semana Sor Esperanza sacó mi pupitre a la galería.
No sé cuánta gente podrá decir que ha hecho un curso entero en el pasillo del cole... yo hice todo 4º y parte de 5º y 6º.

En 5º no recuerdo cómo ni de qué manera... supongo que tuvo algo que ver sentarme al lado de A.E, tu muy mejor amiga, empezamos a jugar juntas en los recreos de media mañana. Jugábamos mucho a los detectives. A.E y yo éramos los detectives y tú la mujer que nos llamaba porque había encontrado algo en su casa... ese año, fui un poquito más aceptada. En el fondo tenía yo mi gracia, verdad? Esa cosilla rebelde. Y bueno, ya que aceptabais a los chicos (ese año entraron 4 en nuestro curso! Menudo revuelo!) podíais aceptar a la rara también.
Así los cuatro chicos y yo, nos acostumbramos a jugar a la comba, a la goma, a “frutas frutas fuera”, al látigo y a churro.
Ese año yo repetí curso. Recuerdo cuando Sor Carmen se lo comunicó a mi madre (pobre Sor Carmen... ella tenía más fe en mí. Su diamante en bruto me llamaba. Pero vaya, hacerme repetir curso fue la mayor pérdida de tiempo de esa buena mujer). Recuerdo que tú y A.E estabais sentadas en las escaleras de salida del cole y yo intenté pasar corriendo para que no me preguntaseis qué tal mis notas. Pero al saltar a vuestro lado me preguntasteis, y yo sin siquiera pararme os dije – repito!... qué vergüenza me dio.

Milagrosamente el curso siguiente nos hicimos muchísimo más amigas. No estábamos en la misma clase, pero sí compartíamos todos los recreos. Recuerdo esos recreos contigo, con Obi, con Be, con Carmen, Lourdes, Gemma y Manolo, Iván y Valentín.
Qué momentos felices...
Fue ese verano en el que te escribí por primera vez. Recuerdo el día; estaba en casa y decidí coger un cuaderno de rayas de Mickey y un boli bic rojo. Me senté en el salón de mi casa y te escribí no sé qué cosas. Que eras super especial, que eras mi muy mejorcisima amiga y que quería ser tu amiga para siempre... algo así, no? (no os riáis! Que tenía doce añitos!)

Me contestaste al inicio de curso. Que no sabías si querías una muy mejor amiga o si yo podía serlo, pero que te parecía bien que nos escribiésemos. Auch!! qué daño a mi corta edad! pero eh! eso mejor que nada!!
Desde entonces cientos y cientos de cartas. Primero en mano. Después, cuando dejaste el cole, a través de tu hermana y por último por correo. Yo siempre escribí más. Madre mía! Vaya tostón te daba! Te contaba lo que me pasaba, lo que sentía, lo que soñaba... como si fueses mi mismo diario y con una confianza y una fe ciega en que leerías sin juzgar, sin mal pensar y por supuesto guardando tooodos mis secretos.
Peeeeeero... el tiempo pasó. Y el tiempo hizo distancia. Distancia física! No habrá habido una sola semana en mi vida en la que no hayas aparecido en mi pensamiento de uno u otro modo.

Y así tú dejaste de escribir y yo pasé a escribir de dos veces por semana a una al mes, una de vez en cuando y una al año...

Hace relativamente poco, cuando la distancia era más larga que nunca, llego a casa y enciendo el ordenador. Facebook. Y leo: Noni quiere agregarte como amiga.
Madre mía!!! Qué vuelco al corazón!!! No podía creerme que me buscases!!! Recuerdo haberme puesto nerviosa como una chiquilla y darles besos a los tesoritos de emoción!!!

Así volviste a mi vida. Y además trajiste a Obi y a Be. Y al resto de las chicas, pero eh! entre las cuatro “las tortugas” hay algo super especial.

Resumiendo, diré que me hace increíblemente feliz tenerte en mi vida tal y como quise a los ocho años.Que ahora eres una muy buena amiga y que jamás pensé que sería tan especial esta historia y esta relación nuestra. Y que increíblemente a pesar de los casi 20 años de separación, de las vidas diferentes que hemos llevado y demás, tenemos mucho mucho en común. Como regalarte un cuento sin miedo a parecerte una pirada? o hablarte de mis creencias sobre educación, sobre las relaciones, sobre la vida. La esencia?

Por supuesto, se puede leer entre líneas y acertar que hubo algo de amor en esta historia. Me enamoré con ocho años y lo descubrí muchos años después. Después que tú. Y a día de hoy... pues quién sabe si se puede “amar” a una amiga. No tiene la mayor relevancia. Pero que nos queremos un montón y que seguiremos haciéndolo, eso no tiene precio.

Y aprovecho el final de este post para decirte lo importante de tu apoyo y tu involucración en este último año caótico que me tiene muerta de miedo. Gracias! Que me sigas apoyando y regañando! Y que no vayas a cambiar nunca! Ni me dejes cambiar a mí! Porque me gusta creerme que soy algo parecido a lo que me haces reflejar de mí misma. Bddllle, vaya frasecita, menos mal que tú tienes ya un master en traducir lo que escribo...

Tu amiga "grillito" que te quiere.



Por tu culpa Be!

Buenas noches sssshhhhhhhhhh!!



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