miércoles, 7 de agosto de 2013

Verano de muerte y hemorragia nasal



Seguramente todos tenemos épocas del año que nos gustan más o menos que otras.
Ya he hecho alguna pequeña referencia al respecto en posts anteriores; sabéis que me gusta la navidad, que el otoño me pone melancólica, que me gusta el frío del invierno y el florecer de la primavera... y del verano... pues no recuerdo ahora, pero seguro que os he hablado alguna vez de los campamentos o de Tenerife.

Pero a pesar de estos dos, campamentos y Tenerife, os confesaré que odio con todas mis fuerzas el verano. Y paso, a continuación, a daros unas cuantas pistas o certezas a las que ésto es debido...

El verano es esa época del año en que se me acumulan todas las desgracias;
(iba a hacer algo así cronológico, pero me iba a alargar un huevo más y además erraría en datos. Mejor algo más ligerito)

...a pesar de mis pésimas calificaciones, mis “peleas” con las monjas y demás, me encantaba el colegio! El principio de los veranos de entonces también eran maravillosos. Un mes fuera de casa, asilvestrada perdida en mitad de la sierra de Gredos, durmiendo en mi saquito de dormir, con las amigas, las canciones, el río... Felicidad... Después tocaba la penitencia... un larguísimo mes de agosto y medio septiembre encerrada en el cuarto piso de mi casa.

Fue en verano cuando recibí la llamada de que Teresa (mi segunda madre) ingresaba en el hospital con un tumor cerebral. Y fue el verano siguiente, cuando murió.
Desde esto me he hecho experta en pasar fechas reseñables en lugares... ingratos. Noche Buena en el Clínico, mi cumpleaños en el tanatorio... Perder segundas madres.

El año siguiente, a los pocos días de volver del campamento, recibimos la brutal noticia de que Bicho, amigo de años y mi “media naranja” en cuanto a confidencias, aventuras, charlas interminables sobre la vida, intercambiar jerseys para oler al otro... moría en un accidente de coche junto a toda su familia. Perder mejores amigos.

El siguiente o el otro... no sabría concretar, fue aquel del accidente de “ellos”. Iban en el coche, pisaron una mancha de grasa y otra vez al hospital... “Él” solo se rompió la nariz, otra vez, y un par de vértebras. “Ella” estuvo más grave.
También fue en verano cuando “ellos” se fueron; primero a vivir al otro lado del mundo. Y un par de veranos después, recibí la noticia de que “ella” había muerto en Abríl. Perderles a “ellos”.


Otro buen verano, pero bueno bueno, fue aquel en que mis abuelos se mudaron a Madrid y descubrieron cómo era realmente la cosa entre la familia. Ver llorar a tus abuelos... es duro.
Y! que se estropee el ascensor, tu abuelo saque al perro y al subir los siete pisos muera de un ataque al corazón... duro cabrón verano. Perder abuelos.

Por descansar un poco de tanta tragedia, os cuento que otro de los motivos para detestar el verano, es mi propensión a sangrar por la nariz. Según los médicos de mi infancia, sangro porque me toqueteo. Según mi médica maravillosa, sangro porque tengo las venas muy finas y con el calor y el tiempo tan reseco se rompen. Yo no me toqueteo la nariz! Vamos! Lo justo y necesario!
Así que en verano se hace casi más obligatorio que nunca el llevar varios paquetes de pañuelos.
Y esas noches en que estás durmiendo plácidamente y sientes que te estás mojando la mejilla... levantarse al baño seis veces goteando pijama, suelo, lavabo...
Eso cuando me pilla en casa! Recuerdo un día en el autobús con mi hermana! En el 3 en plena Puerta del Sol. Yo empiezo a sangrar y tenemos solo un pañuelo. Bajé del autobús que parecía que me habían dado una paliza. Porque a falta de pañuelo buena será la camiseta para no dejar el autobús perdido... Perder litros de sangre y de vergüenza y de ropa irrecuperable.

Sigo con las tragedias? Me salto unos veranos y llego a los veranos en los que cada vez que mi hermana sale de viaje, tengo yo que recibirla con la mala noticia de turno. Aguarle la vuelta de vacaciones a mi hermana... también es duro.
Aquel año en que volvió de Cuba y tras charlar un rato y contarme cosas... mientras estamos haciendo la cena en la cocina me mira y me dice;
-        Venga, va, qué es esta vez?
Esa vez era mi madre la que estaba en el hospital muy malita. Se pasó allí el verano y parte de septiembre. Dar malas noticias.

Y así poco a poco y saltándonos otras “bonitas” anecdotas veraniegas, llegamos al verano pasado. El de quién da más?
Primero me trasladan de tienda. Auch!
Después me echan de la empresa de mala manera, robándome mi finiquito... después de cuatro años y medio... Auch!
Y en medio de mi depre, nos vamos de vacaciones, nada felices, familiares.
Al día siguiente de volver a Madrid, mi madre ingresa con una peritonitis y se pasa dos meses en coma. Yupi!!! Veranos de UVI y sala de espera.

Y además en verano me rompieron el corazón. Más de una vez. Y mucho!
También recibí aquella carta en la que me echaban de mi horgar...
Y perdí mi muñeco favorito...
Dolor de corazón.
Y  me caí y me pusieron grapas.
Y hace calor! Y hay que ir sin calcetines! Noooooo! Y en sandalias! Que yo tengo los pies casi planos y es muy difícil encontrar calzado de verano que no te destroce los pies y las rodillas! Dolor de piernas.

Verano, verano, verano... razones no me faltan, creo yo...

Así que si algo he aprendido, es que en verano es mejor estar muy muy calladita y muy muy quietecita e ir tachando, cuanto más rápido mejor, los días del calendario hasta que llegue el deseado Octubre. No es momento de tomar decisiones, hacer cambios, jugar al bingo...

No veo el final de este verano que me dá más miedo que un nublao...



! Por tu culpa Be!
Buenas noches ssshhhhhhhh







1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola punto de luz!!!,
La verdad es que tienes un "bonito" inventario de circunstancias que justifican tu antipatía por el verano; algunas de tus experiencias (muy duras, muy trágicas) no me son ajenas y comprendo tu sentimiento de permanecer callada y quietecita para no provocar la irá de los Dioses.
También mi experiencia dice que a una racha mala (que se prolonga a veces más de lo deseable) le sucede otra de signo contrario. Quizás este verano 2013 sea el primero del cambio de ciclo y te depare cosas estupendas. Siempre es más reconfortante vivir-pasar la etapa estival pensando que lo que nos va a llegar es bueno... nunca se sabe, las grandes cosas de la vida también te pasan porque el destino lo quiso (o eso creo).
Yo te deseo para estos días de calor, verbenas, refrescos, trasnoche y estrellas que brillan más que en ningún otro tiempo, la tranquilidad que no tuviste otros años y una pizquita de suerte (ojalá el destino nos juegue a favor y se deje forzar un poco).
Feliz verano!!!

PD:sigue escribiendo me gusta leerte!!!